sábado, 28 de junio de 2008

El día de la prueba


En un día de invierno, yo estaba en el colegio.
Luego de la formación e izamiento de la bandera, la directora nos autorizo a ingresar al curso, la profesora de computación nos esperaba con unas pruebas en la mano. Nos saludamos formalmente, luego de que nos sentamos, todos comenzaron a conversar y la maestra, cada vez que hablábamos, nos quitaba tiempo para hacer la prueba y anotaba en el pizarrón el tiempo que teníamos para hacerla. Cuando la maestra apoyó la tiza en la pizarra, su brazo lo traspaso. Mi mejor amigo se lanzó de cabeza para ayudarla y terminó traspasando el pizarrón. Todos los chicos se reían a carcajadas por lo que les paso, hasta que, en el instante en que la pizarra terminó de absorber a la maestra, se abrió un vórtice en el centro del pizarrón y los útiles comenzaron a ser atraídos hacia él. Aunque hicimos todo lo posible por sostenernos de algo para no ser tragados, no fue suficiente y todos sin excepción fuimos tragados.

Dentro del enorme embudo todo era vueltas y vueltas me sentí muy descompuesto y mariado. Al terminar de atravesar el embudo me encontré en un mundo triste, donde todo era de tiza y de muy pocos colores, estaba todo lleno de rayones, números y letras. En ese momento me di cuenta de todo lo que sufre la pizarra y todo lo que sacrifica para que aprendamos, y encima nosotros como alumnos no le prestamos atención. En ese momento en el que reflexioné y le pedí perdón, el embudo me succionó y salí despedido con fuerza de la pizarra. Cuando me levanté del piso, me encontré con los demás compañeros que pidieron disculpas y que juramos que no lo íbamos a volver a hacer.

Desde ese día, ya nada fue lo mismo. El cursó empezó a ser más colaborador y todos levantaron las notas. Pero lo más importante es que aprendimos a no discriminar y a respetar.

Tipo de texto: Cuento Fantástico
Autor: Fernández Nicolás

1 comentario:

Francisco Gonzalez Brizuela dijo...

Excelente relato Nicolás. Gracias por compartirlo con el grupo y ¡adelante!