Evite reuniones y salidas, deje de frecuentar a intelectuales; me volví mas arisca y reacia a relacionarme con la gente. Lentamente todos se fueron, y mi hogar, ahora vacío sin el, se convirtió en fortaleza.
No quería olvidarme de mis sentimientos bajo ningún concepto. Había noches en las cuales no sabia que hacer, y me sentaba a mirar los testimonios de los recuerdos que ambos habíamos vivido.
Todas esas noches lloraba amargamente, extrañándolo muchísimo. Supuse que tal sentimiento de autocompasión hacia mi misma me hacia daño. Mis amigas quisieron ayudarme; pero fui terca y no les hice acaso por más que tuvieran razón.
Pero toda esa situación duro más de lo que yo soportaba. Y de un día para el otro, tire todo aquello que me unía a el y mi pasado.
No podía dejar de crecer y detener el tiempo en mi vida para no cambiar. Pensé en un principio que el me amaría igual que antes si me mantenía tal y como soy.
Fue entonces cuando un hombre importante en mi vida, confeso que estaba enamorado de mi.
-Lo siento, pero estoy esperando a alguien- dije
Maria Florencia Saravia
1 comentario:
Excelentes relatos Flor, y muchas gracias por compartirlos con nosotros. Saludos,
el profe.
P.D.: revisá ambos textos; algunos acentos han quedado en el camino...saludos.
Publicar un comentario