jueves, 25 de junio de 2009

EL SUEÑO: Hoy, hace cinco días que estoy flotando en el océano sin rumbo fijo, esperando llegar a tierra firme. La locura está empezando a invadirme; hace días que no como un bocado, y lo único que veo a mí alrededor es agua ni un pedazo de tierra firme.
Por las noches a veces suelo delirar de fiebre, pero eso solo pasa cuando como mucho pescado crudo. En esas noches de delirio sueño que soy un famoso ladrón de museos y bancos, buscado internacionalmente.
En uno de mis sueños, en el de anoche mas precisamente, me estaba dirigiendo a un famoso museo chileno, el cual es de muy difícil acceso. En la puerta de ingreso había un policía custodiando el lugar, no iba a entrar por la puerta no iba a ser tan donado.
Así que me di la vuelta y empecé a buscar otra forma de ingresar. Me agache a atarme los cordones y allí pude ver que estaba parado sobre una tapa de cemento que según mis cálculos debajo de ella habría una tubería que pasaba por debajo del museo en el cual habría otra tapa.
Entonces no perdí más tiempo, levanté la tapa y me lancé hacia el agua de la tubería. Al ingresar me puse a nadar. De repente me desperté y estaba mojado como si ese sueño hubiera sido real pero no, no era real. Me había caído de la balsa mientras soñaba, así que me puse a nadar desesperadamente para poder alcanzar mi balsa que casi no se veía.
Luego, de nadar aproximadamente una hora logre alcanzar mi balsa y con la poca fuerza que me quedaba me subí a ella; con un suspiro me acosté y me dormí nuevamente.
Cuando desperté ya estaba anocheciendo y no daba más del hambre que tenia, así que con mi precaria caña de pescar (que yo mismo había construido) me dispuse a pescar algo para comer.
Pasaron horas y horas y no conseguía pescar nada. Me desvanecí y me dormí; seguía nadando en la tubería y encontré la tan deseada tapa que me conduciría hacia el interior del museo.
Levanté la tapa y ya estaba adentro del museo. Lo recorrí de punta a punta buscando el famoso, precioso y carísimo diamante; cuando me resbalé por el piso mojado y me caí; al caer sentí como si me apretaran fuerte muy fuerte la nariz.
Me desperté y seguía sintiendo el mismo dolor en la nariz. Cuando abrí los ojos pude ver que un guacamayo estaba posado en mi cara picoteándome la nariz.
En ese momento le metí un manotazo con el cual el guacamayo salió despedido hacia el mar; y al caer en el mar no podía salir. Cuando me dispuse a ayudarlo vi que de la nada salió un tiburón, el cual se comió de un bocado al pajarraco.
Al ver esto me puse a reír como loco diciendo: ha pájaro boludo, por picarme mira como terminaste jajaja ha jajajajaajajaja. Después de reírme y reírme raccioné y me di cuenta que si había un guacamayo en mi balsa era porque estaba cerca de tierra firme, así que tome un remo y me puse a remar y remar.
Y llegué a una isla pequeña, muy pequeña; me baje de mi balsa y me puse a recorrerla. No tarde mucho en pasear por toda la isla así que de pasó me puse a juntar leña para una fogata y materiales para construir mi choza. Al llegar la noche ya tenía mi choza y mi fogata prendida;así que comí al lado del fuego, lo apagué y me fui a mi choza a dormir. Cuando me desperté estaba en la cárcel con un yeso en mi pie, y unas vendas en mi cabeza. fin
Nahuel Piqueras 4B

1 comentario:

Blog de 4º dijo...

Muy bueno Nahuel, me encanto ..
Justo