Un ser sobrenatural

Un día lunes, de mucho frió, en un colegio llamado San Antonio a 37 kilómetros de Córdoba. Se formo la fila como lo hacen habitualmente, tipo 7:30. Como todos los lunes es el día más tranquilo de la semana, en la fila de 4to año se podía sentir un ambiente no muy cálido. En la primera hora los alumnos esperando al profesor de física un poco asustado ya que tomaba oral y como de costumbre pocos eran los que estudiaban. Al entrar el profesor dice: ‘hoy tomo lección’ y de repente se escucha una voz que dice “hoy este tipo muere” el que había dicho era un alumno muy extraño llamado Ignacio al que le decían Nacho, pero no le dieron mucha importancia, ya que pocos eran los que lo escucharon. El profe ya muy acostumbrado que se levanten para pedir cosas o para ir al baño de repente se levanta nacho diciéndole: ‘profesor por favor venga, hace varios días vengo viendo en el colegio un fantasma que me molesta mucho’.El profesor no entendía, pero lo acompaña hacia su asiento mientras sus compañeros hablaban sin preocupación. De pronto Ignacio empezó a ver al fantasma en el lugar donde estaba Francisco su amigo, el no se daba cuenta pero el fantasma se había metido dentro de Francisco y lo único que pensaba en ese momento era matar al fantasma que tanto lo molestaba. Ignacio sin control agarra su banco e intenta pegarle, pero el profesor lo ve y lo para. En ese momento se genera un silencio en el curso, nadie podía entender que Ignacio un chico tan bueno y tranquilo allá querido pegarle a su compañero. El profesor lleva al alumno a la dirección para que le comente a la directora, el le cuenta que hacia varios días venia viendo un fantasma que no dejaba de molestarlo, ella se pone a investigar para ver si realmente había sido algo sobrenatural. Días después se dio a conocer que en esa escuela hace muchos años había fallecido una persona y que todavía estaba el espíritu malo, el cual venía molestando hace rato a Ignacio. Luego profesionales se encargaron de bendecir la escuela y dieron fin a ese ser sobrenatural.

MARÍA JOSÉ ROJAS