miércoles, 27 de mayo de 2009

ERA, SOY Y SERÉ

Era un niño hace cinco años. Jugaba con todo lo que encontraba. Me divertía armando rompecabezas, andando en bicicleta, pero lo que más me gustaba era ver a mi abuelo trabajando en su taller. Todo era diversión en esa época. Recuerdo aquellas tardes frías, tristes y aburridas en las que yo le pedía a mi abuela un café con leche bien calentito, y me asomaba por la ventana. Empañaba el vidrio, y dibujaba con mi dedo el nombre de aquella chica que todavía me vuelve loco. El tiempo pasó, yo crecí, y me fui alejando de todo aquello que formaba parte de mi inolvidable infancia. Ya tengo catorce años y, cada ves más, noto cambios en mi cuerpo. Cambios que me sorprenden, que me asustan, que me dan intriga y muchas dudas. Ya no me divertían aquellos juegos de hace cinco años. Ahora me distraigo con la escuela, amigos, salidas y me atrae mucho la nueva tecnología. De a poco mi vida toma sentido, pero mi relación con mis padres se va deteriorando. No me otorgan mucha confianza, están convencidos de que por ser hijo único tengo que ser el perfecto. Al poco tiempo, falleció mi abuelo. El mundo se cayo para a mí, la noticia me dejó sin ganas de vivir, mi alma se desgarraba de dolor, mi cuerpo no sentía la fuerza para moverse, y mis ánimos estaban por el suelo. Sentí que mi ídolo se iba, que la mitad de mi alma moría, que nunca más volvería a ver a esa persona que tanto significaba para a mí. Pensé y pensé, pero encontré explicación. Fue por eso que prometí en honor a él hacerme cargo de aquel taller abandonado. Ese taller que le dio vida a nuestra familia, y por muchos años fue la fuente de ingresos. Mi futuro ya estaba escrito y pensé: - Seré una persona trabajadora, y por siempre perdurara en mí aquel viejo amable que me enseñó a vivir. Seré como mi abuelo! Juli Escuti

2 comentarios:

Blog de 4º dijo...

Fran al cuento lo escribi yo porque me resulto mas facil inventar una historia que modificar otra. Un beso

Juli

Blog de 4º dijo...

Juli, es un hermoso texto. Has logrado momentos muy intensos, imágenes bellísimas. Me quedo con:

"recuerdo aquellas tardes frías, tristes y aburridas en las que yo le pedía a mi abuela un café con leche bien calentito, y me asomaba por la ventana. Empañaba el vidrio, y dibujaba con mi dedo el nombre de aquella chica que todavía me vuelve loco".

Te felicito y te propongo que vuelvas a este texto hasta que te deje totalmente satisfecha. Entonces...empezá otro. Y otro.
Saludos, Fran.